Por más que lo pienso y le doy vueltas me cuesta infinitamente entenderlo: ¿Por qué un niñ@ en edad escolar es capaz de hacer sentir mal a otr@, física y/o psicológicamente de forma puntual o reiterada? O lo que es lo mismo: practicar bullying o acoso escolar. Seguramente existirá una razón…o quizás no.
Queremos dar explicaciones a nivel psicológico, o lo que diría un colega de profesión, “justificar” todo lo que no nos parece racional.
Últimamente está muy de moda. En realidad siempre ha existido y muchos hemos estado presentes. Aunque es cierto que cada vez comienza en edades más tempranas. Me provoca una tremenda frustración y más si se da por la parte que me toca: en niñ@s con TEA.
Resulta que decir “Asperger de mierda” o “Retrasado autista” o bien “Enfermo mental” se ha convertido en insulto para atacar verbalmente a alumn@s con TEA (perdonen por expresarlo así, pero es lo que está ocurriendo literal).
Y por supuesto, no dejar de nombrar el acoso y maltrato físico añadido en muchos casos.
-
¿Y qué podemos hacer?
Los protocolos para intervenir en bullying son bastante “graciosos” en cuanto a consecuencias para el agresor. Teniendo en cuenta que es un menor y lo que se haga en ese momento repercutirá en su futuro, debería estar más controlado y medido.
Si no, es posible que sea éste el que se convierta en carne de cañón de centros de menores y/o futur@ delincuente.
Partes, expulsiones (genial me quedo en casa jugando a la consola) etc… Me imagino que para las familias de ambas partes tampoco debe ser agradable.
Por una parte tenemos al agredido que obviamente sufre en sus carnes vejaciones. Generalmente no las cuenta porque existe el añadido de las amenazas si habla.
Primero empieza la lucha con escritos al colegio y denuncias a Educación (Ministerio). Pero además de la parte protocolaria (que es de obligada acción) lo que ocurre con esos niñ@s que tienen que ir a las escuelas es un infierno diario y no siempre se aplican soluciones funcionales ante el bullying. Vamos a intentar meternos por un momento en esas cabecitas, cuanto más si estas tienen algún tipo de trastorno o forma diferente de estructurar y asimilar situaciones de esta índole. Que complicado debe ser vivirlo un día tras otro.
Conozco un caso de un pre-adolescente que no solo calló porque lo amenazaban con hacer daño a su familia, sino porque como es niño de “terapia” y ha evolucionado favorablemente en muchas áreas, el objetivo de callar era también para no decepcionar a sus padres.
Por otra parte tenemos al agresor/acosador que sí necesita tratamiento. Hay que valorar las razones de sus actuaciones, hacerle ver la gravedad y sólo en caso de que al agredido no le afecte involucrarlo en la recuperación (por llamarlo de alguna manera).
Esto siempre y cuando hablemos de casos de conductas conflictivas por causas varias. Si nos enfrentamos ante un cerebro con tendencias o rasgos psicopáticos tendremos una personalidad casi infranqueable y difícilmente modelable. Y aunque suene mal y parezca políticamente incorrecto, sí, los niñ@s pueden ser malos y disfrutar con ello. Nuestra masa gris es muy compleja y habrá que valorar otro tipo de tratamientos o intervenciones. Cualquier cosa menos no hacer nada o llegar tarde. Cierto que en estas edades todo es complejo, desde valorar el por qué, poder hacer un diagnóstico si es que existe y poner esas conductas bajo control.
Es importante acudir a profesionales para trabajarlo desde el aula: realizar actividades de rol playing, poner ejemplos en situaciones que le podrían tocar a cualquiera… Que se explique la importancia de estas conductas para ambas partes, que se trabaje la empatía, la asertividad, el respeto a las diferencias. Naturalizar. No digo nada nuevo, pero que hay que ponerlo en práctica de forma real.
Dedicarle tiempo a reconocer y evitar el bullying en las aulas porque como se comentó en el post “Educar en emociones en la infancia”, no todo pueden ser asignaturas. Los problemas emocionales están ahí y a veces si no provocamos ciertas situaciones ni siquiera los adultos somos capaces de verlo.
Egoístamente y teniendo en cuenta a lo que me dedico, para mí la prioridad es que la víctima no llegue a límites como los que todos conocemos y no queremos nombrar. Todavía es TABÚ. Pero está ocurriendo y algo habrá que hacer. Estamos a tiempo de que se salven y reconduzcan las dos partes implicadas. Depende de nosotros, los adultos.
Una respuesta a «Bullying o Acoso Escolar: Silencio en las aulas»