No les cuento ninguna novedad si hago referencia al peligro que tiene una mala gestión de redes sociales para nuestros jóvenes. Esas Malas Influencias.
En realidad no solo para los «jóvenes» (cuándo dejamos de serlo) pues no existe una línea en nuestra cronología que delimite en qué momento exacto estamos preparados como seres humanos para enfrertarnos a nada, si no hemos tenido interés con anterioridad o la vida no nos ha llevado a ello.
Este post lo voy a centrar, sobre todo, en la imagen (que también pasaba antes de que existiera tanta exposición). Porque ingenuamente pensaba que las últimas generaciones tendrían más herramientas que la nuestra (la mía al menos, gentecilla nacida en los 80) para identificar y gestionar o para darse cuenta de la moto que les están vendiendo.
Pero nada más lejos de la realidad, resulta que la historia se repite y que cada vez esos «modelos» que se ofrecen para imitar, son más accesibles. Por lo tanto en cabeza ajena, más fáciles de conseguir y peligrosamente, de imitar y de tirarse a la piscina (sin agua) e ir a por ello.
En esta era de los FOLLOWS y LIKES para verificar nuestra existencia en redes he observado la facilidad para llevar a alguien hacia un problema bien grande relacionado, sobre todo, con los Trastornos de la Conducta Alimentaria sin ningún tipo de responsabilidad.
Es muy raro porque resulta que publicar un pezón (parte de tu cuerpo como otra cualquiera) es sancionado (si es de mujer, of course) pero que cualquiera hable sobre dietas, ayunos, productos, el cuerpo perfecto (tú ya eres perfecta querida) e incluso sobre lo que les mola vomitar (aquí ya me quedé muerta pero soy testigo a diario de estas barbaridades) no se filtra de ninguna manera.
Como pedagoga nunca he tratado a nadie con TCA (no es mi función), he sido paciente al cumplir 18 (aunque la cosa venía de antes), pero mis compis psicólogas sí, y hemos compartido sala de espera y reuniones para exponer casos. Estando en las dos zonas me parece terrible que se siga haciendo publicidad de este tipo de conductas como si fueran normales y no nos enfermaran. Si les contara…
Desde mi punto de vista tendría que ser un Delito contra la Salud Pública como lo son las drogas no legales. Cuál es la diferencia? Si acaso es incluso peor, porque finalmente nos dejan claro que las drogas no son sanas y es ilegal comprarlas, pero consumir información en redes sociales está a la orden del día. Y las consecuencias que tiene no se pueden medir in situ, sino a corto o más bien a largo plazo.
Entonces dónde está el filtro?
Como paciente diagnosticada de TCA en la juventud, Ansiedad y TOC ya en la madurez y como terapeuta infantil y enamorada de todo lo que tiene que ver con nuestras emociones y la salud mental, me hago siempre la misma pregunta. Si a mí con esta mochila que llevo, ahora soy capaz de identificar esos mensajes insanos, cuentas que me chirrían, publicidades engañosas, apología de lo saludable (bien lejitos de ella) a veces consiguen influirme hasta que me doy cuenta y entonces despierto y hago limpia y retomo mis pensamientos saludables…
Cómo reciben y filtran toda esa información las personas que desconocen sobre estos temas, que no se dedican a esta área o no han pasado por alguna situación similar, siendo completamente inconscientes del daño que les puede hacer? De lo que arriesgan al creer todo aquello que les venden.
En mi época la influencia eran las revistas de moda y la televisión, algo más fácil de controlar pues eras un espectador y no interaccionabas. Con dejar de comprarlas o apagar la tele era suficiente para al menos no ser hiperestimulada todo el tiempo. Ya después te tocaría luchar con tu mente, pero solo ella y tú. Que era bastante trabajito ya.
Ahora desconectar de redes implica estar aislado del mundo porque te relacionas a través de ellas e interactúas con tus influencers de cabecera. Las cuales no digo que lo hagan de manera implícita pero sí es importante tener en cuenta la responsabilidad que tienes al ser una ventana abierta al mundo.
Obvio esto queda muy fácil decirlo, responsabilidad, pero somos seres humanos, cada uno con su bagaje e historia y bueno pues, se queda en la teoría.
Cómo podemos entonces al menos las personas que ya sienten que algo les chirría en cuanto a este tema, que identifican la imagen distorsionada y nada real sobre lo que es belleza por un lado (subjetiva al 100) y lo que es salud (ufff de esto hay tanto que decir), tomar decisiones y cuidarse en este campo (lleno de minas).
Porque además pasa que no solo cualquiera puede hablar de ello sin estar formado. Te vendo un producto, te cuento mi rutina de alimentación y ejercicio pero sin tener formación ninguna, sino que también existen un número importante de profesionales que no se actualizan, que creen que los pacientes son un un tubo de ensayo y no individualizan la atención o bien, que son seres humanos y no por estudiar una carrera se lo saben todo ni saben interactuar con otras personas.
Realmente este post no lo he escrito para darte ninguna herramienta como profesional, sino para abrir melón y hablar sobre ello. Bueno sí tengo una, Educación Emocional en la infancia, reglada, pero eso es otro cantar. Mi estrategia a priori es hacer limpia de perfiles de vez en cuando. Desde que algo no me cuadra, entonces fuera. Seguir visibilizando la realidad de no saber gestionar toda esta información y compartirla en redes y con nuestras personitas más cercanas. Pues somos pequeñas influencers de un entorno más pequeño pero no por ello menos importante.
Quizás algo que una ya ha trabajado puede servir de puente para alguien que no había caído en ello.
Y te dejo una pregunta en el aire, quién es responsable de que esto no cambie?
Feliz día bellezón, tú sí, bellezón, por dentro y por fuera, porque si eres alguien empático y que cuidas tu salud mental y se preocupa de la de los demás, tienes que serlo seguro.
Cuídate de esas Malas Influencias.