QUÉ APRENDÍ DE ESTE CURSO

Queda una semana para el inicio del nuevo curso en el Kindergarten.

Este año, después de la valoración del anterior, me he planteado objetivos reales para sobrevivir. Porque he aprendido mucho. Sobre todo, de lo que no me ha gustado y de cómo tengo que aprender a llevarlo.

No pretendo que sea un crítica al sistema, a las familias o a las nuevas teorías educativas. Pero sí que voy a enumerar situaciones que, desde mi punto de vista, son para reflexionar.

Porque no podemos cambiar el mundo pero sí cómo nos enfrentamos a él.

Como hace tiempo que no publico de manera constante, igual te pilla de nuevas lo que te estoy contando. Te entiendo, vengo aquí a desahogarme y tú sin saber de qué hablo.

Este blog lleva abierto desde 2015, y no siempre ha estado igual de activo. Ha ido dependiendo de dónde me encontraba por el mundo, de la etapa profesional y por supuesto, de si tenía motivación o algo que contar. Porque además de Pedagoga, dicen por ahí que también soy humana.

No es un blog ni un perfil al uso a nivel profesional, si no más bien un lugar que nos acerca a familias y profesionales.

Este lugar, llamado Ysialetea, se construyó desde el enojo constante en la profesión. Desde las injusticias que veía para con las familias, a consecuencia de protocolos, leyes o Instituciones. También a modo informativo y de asesoramiento. Como una plataforma donde cabe todo lo relacionado con nuestro desarrollo a nivel holístico, desde una mirada pedagógica, por supuesto.

Desde hace algo más de 5 años vivo en Alemania y trabajo actualmente como educadora en un Centro de Educación Infantil Español/Alemán.

Anteriormente a esta etapa, mi labor se basaba mayoritariamente, durante unos casi 12 años, en la atención individualizada o en grupo en Centros Privados específicos. En Trastornos del Neurodesarrollo, especialmente con TEA, realizando intervención pedagógica.

Anyway, ahora que nos hemos puesto al día te cuento.

A lo largo de este curso me he encontrado con varias piedritas en el camino:

  1. Retraso en los protocolos de actuación cuando un peque desarrolla determinada sintomatología, tanto desde Pediatría como de las instituciones. Me dicen, me comentan, que porque hay demasiados cantidatos a diagnóstico y tratamiento y pocos profesionales para ello.
  2. He percibido que importaban más las estrellas de Goggle que las necesidades específicas de los peques. Esto obvio, desde mi perspectiva, porque siempre digo que son mi prioridad por encima de los deseos o espectativas de los adultos. Dónde queda la línea fina que separa a la empresa del centro educativo?
  3. He sentido que la palabra de la educadora no tiene valor en un alto porcentaje de las situaciones y cada vez existe menos contacto y confianza con los docentes. Será que vamos por la vida demasiado rápido? Creemos que los problemas de los peques se resuelven con el tiempo? Spoiler: sí, vamos sin atender a lo importante y no, los problemas no desaparecen mágicamente.
  4. Me he visto sin tiempo para atender las necesidades específicas de cada personita de mi aula y como humana, me frustra.
  5. He observado como a veces es más importante lo que se puede mostrar, es decir, un trabajo de manualidades por ejemplo, porque es vistoso, porque da para una foto bonita, que todo el trabajo que hay detrás de cualquier actividad que realices en el aula. Pues no la puedes enseñar, no tiene algoritmo.
  6. Todo el mundo sabe más que tú porque leen blogs y carruseles en Instagram. Informarse está bien y tener opinión propia, por supuesto. Pero las profesionales que llevamos toda una vida estudiando, trabajando y actualizándonos estamos aquí para algo y hay muchas nuevas teorías basadas en nada, que pueden tirar a la basura el trabajo con el peque en cuestión de días.
  7. Vuelta al tema confianza y deseos propios por encima de necesidades reales. Se exige pero no se da. Se pide pero no se acepta. Llegando a veces al punto de desacreditar al profesional porque no estás dispuesto a abrir los ojos. Entiendo, es una fase, pero debe tener un final. Por el bien de tu peque básicamente.
  8. Detrás de cada madre o padre hay un ser humano que no por el hecho de ejercer esa figura lo convierte en un ser de luz. Empatía sí, pero justificación por todo no. Ya sabes que no soy políticamente correcta, y creo que hay que recordar que hay seres humanos de todo tipo.
  9. También he vivenciado como entre colegas se ponen zancadillas e incluso a veces se tienen comportamientos de patio de cole. Somos adultos. Si los peques tiene que aprender el respeto y la asertividad de nosotras, no es el mejor ejemplo.
  10. Y para terminar, la empatía debe ser por ambas partes. Si yo tengo que entender tu situación en casa, tú también puedes entender que en el aula tengo 15 personitas de entre 1,5 años a casi 6 porque es grupo mixto. También una vida propia aunque ame mi profesión. Quienes nos dedicamos a esto, también nos equivocamos, olvidamos cosas o cambiamos planes. No somos máquinas aunque a veces lo parezca. No somos perfectas, pero si trabajamos por vocación, lo hacemos lo mejor que podemos. Priorizando a los peques.

Pues parece que me he quedado a gusto. Hay que verbalizar, que después nos salen úlceras.

He entendido las razones por las cuales cada vez menos gente quiere dedicarse a profesiones relacionadas al ámbito educativo: educadoras, maestras, pedagogas, profesoras, PT…

Pero no podría olvidarme de contarte todo lo positivo, que es mucho. He de decir que tengo compañeras maravillosas, que hay familias amorosas y dispuestas a escuchar, a tratar los objetivos en el desarrollo de su peque en conjunto.

Hay conexiones con los peques que cuando vienen y te dan un abrazo porque les nace o te piden juegos para compartir contigo, cuando ves un avance en su desarrollo, pues ahí, justo en ese momento es que recuerdas por qué estudiaste lo que estudiaste. Porqué estás ahí.

Por y para los peques.

Para fomentar ese vínculo desde donde se realiza el trabajo pedagógico, porque no somos robots. Para acompañarlos en su desarrollo, en su experiencia vital y darle el apoyo profesional necesario en cada área. Para ir de la mano con la pregunta que siempre me hago cada vez que veo a un peque como un ser individual y diverso…

En qué podré ayudarle para que sea lo más feliz y se sienta seguro?

Así que eso es lo que voy a hacer este curso. Centrarme en esas personitas que me dicen cada día con una sonrisa, «Guten Morgen Alejandra!» e intentar quitar las piedras del camino. Ese es mi objetivo: Ser la mejor versión de mí como educadora, pase lo que pase.

Como se diría en Yoga, mantener el Sankalpa. El objetivo que me ha traído hasta aquí.

Felices Vacaciones a quienes andéis aún disfrutándolas. Por estos lares nos quedan un par de días en la naturaleza y vuelta al Kinder.

Un abrazo enorme.

Alejandra.

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