He vuelto para quedarme…

HE VUELTO PARA QUEDARME...

He vuelto para quedarme…

O para pasar por aquí un rato y volverme a marchar.  Quién sabe. Quizás para seguir aprendiendo y poder compartir cositas nuevas.

La vida son experiencias y yo en los últimos años me he hecho un MÁSTER de estas. Concentradas en un no muy largo espacio de tiempo. Conocí el Yoga, la Reestructuración Cognitiva, dejé un empleo fijo, me puse la mochila y me fui a Asia unos meses.

A la vuelta cambié de ciudad. Pero no era suficiente paseo fuera de mi zona de confort, así que cambié de país y de idioma. Y en todo este tiempo mi aprendizaje y exposición a cientos de estímulos ha ido a mil por hora.

Desde el aroma a incienso que me anclaba en mis meditaciones cuando empezaba mi camino en el Yoga, los manuales para ampliar los conocimientos sobre la mente y las emociones y así entenderlas mejor, los sonidos bulliciosos de Main Bazar en la India, o las olas del mar en una playa en Tailandia. Quizás la amorosa melodía de un Cuenco Tibetano o de los Mantras en una Estupa o en un templo japonés.


Todo absolutamente todo lo que he vivido en estos últimos años ha modificado por completo mi forma de ver la vida.  También es aplicable a mi profesión. Es imposible hablar de ambas por separado. Mi “yo” personal y mi “yo” profesional van de la mano. Incluso entiendo mejor la unión de todos los factores que me rodean a mi actual estilo de vida.

Pasé por una gran Ciudad, Madrid, y me di cuenta que en otra época hubiera sido más afín a mí. Pero no era el ritmo que me pedía el cuerpo. A esta Canaria su isla se le quedó pequeña. La adoro, pero para disfrutarla cuando voy de visita.

Así que ahora después de más de un año por tierras Germanas y con un humilde nivel de alemán, eso sí, certificado con todas las de la ley, me dispongo a volver a comunicar en este formato, mis estrategias adquiridas en este proceso. Quizás también en otros más visuales. Tanto en el área de infancia, juventud y discapacidad, como en el desarrollo emocional y proceso educativo y evolutivo en la etapa adulta.

Porque ahora de «mayor», por lo menos en mis zapatos, he aprendido más que en todos los años anteriores juntos. Por esta razón y teniendo en cuenta que somos nosotr@s, “los grandes”, quienes nos encargamos de la educación de l@s niñ@s, qué menos que seguir atendiendo a nuestras propias necesidades como seres sintientes y en evolución constante.

¿No os parece?

EMPEZAMOS…? O MEJOR… RETOMAMOS…?

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