¿Para qué sirven los deberes? Después del boom de comentarios y debates de inicio de curso, vamos a explicar la verdadera finalidad de las tareas que se llevan a casa y la función de la agenda.
Ante la pregunta, deberes sí o no, mi respuesta es rotunda, por supuesto, pero los propios maestros y profesores tienen que tener en cuenta lo que comenzamos nombrando en el párrafo anterior, qué objetivos buscamos conseguir.
La huelga de deberes no la veo en pro del menor, es una lucha entre adultos y lo importante es valorar el para qué y la cantidad.
Los niñ@s necesitan y mucho, tiempo libre. Pero libre…
Los deberes NO deben ocupar toda la tarde, ni siquiera horas, solo un ratito. Se trata de que aprendan a organizar su tiempo en casa, de que estructuren poco a poco su tarde.
No debería de ocuparles más de una hora, entre otras cosas porque está estudiado e investigado que el tiempo que somos capaces de mantener atención plena es de unos 50 minutos como máximo.
Las actividades para casa TAMPOCO pueden ser a modo de castigo.
Algo que suele ocurrir en ocasiones y lo único que se consigue es que aborrezcan los deberes. Si queremos modificar conductas hay un sinfín de estrategias, pero esa desde luego, no es la más adecuada.
Lo que queremos es que los niñ@s vayan adquiriendo responsabilidades poco a poco. Que abran la agenda y vean qué actividades tienen al día siguiente para terminar en casa, o si hay un control/examen la semana próxima valorar cómo se organizan para no estudiarlo todo el último día.
La tarde tendría que ser entretenida, no horas y horas de más trabajo, pero sí ciertas tareas que ellos aprendan a planificar.
La agenda nos sirve como medio para conseguir ese objetivo y que sean cada vez más autónomos. Siempre les recomiendo que la tengan lo más limpia y ordenada, y estructuren las asignaturas por colores. Que esté bonita, que apetezca manejarla. Hablando claro, que no sea un tostón más para los peques, que ya tienen bastante y no lo digo porque la escuela sea un rollo, sino porque a veces los adultos perdemos la capacidad de mostrarla divertida.
Ir al colegio, aprender y estudiar, conocer y saber en la medida de nuestras posibilidades tendría que ser fascinante. Y eso depende de los grandes, que somos nosotros.
Hablaremos en otro post de las causas del fracaso escolar que viene totalmente ligado a la visión, nada motivante, que empiezan a tener los adolescentes sobre los estudios, entre otras razones.
Todos hemos tenido algún profe carca que se cargó una asignatura y le cogimos manía. Porque de adultos podemos intentar pasarlo por alto y hacer las materias nuestras, pero de peques, la imagen que nos da un maestro o un profesor marca muchísimo.
Personalmente recuerdo varios profes que consiguieron que una asignatura que me resultaba de lo más pesada fuera entretenida, y hasta divertida. Al igual que otros con poco esfuerzo, pero no sin menos influencia marcaron que incluso, llegara a dedicarme a lo que me dedico.
Otros, por el contrario, hicieron que creara un rechazo tremendo a materias de estudio que con la edad estoy intentado paliar y disfrutar de su aprendizaje.
Ahí entra en juego la Pedagogía, ciencia de la educación, para que los docentes también aprendan a motivar y se reciclen, porque como digo siempre, antes que profesionales son personas y… hay de todo como en botica. Los hay maravillosos y tremendamente involucrados y otros que no saben llegar al alumn@ o bien esperan el sueldo a final de mes. Creo que aunque sea políticamente incorrecto decirlo, no digo nada nuevo, ni algo que a quien lea estas líneas pueda sorprender.
Volviendo a nuestr@s niñ@s, como nombramos en el post donde hablamos de las actividades extraescolares, se tienen que ir calmando y relajando progresivamente durante la tarde hasta la hora de irse a dormir. Reducir poco a poco su nivel de actividad ayuda también a conciliar el sueño.
Esto quiere decir que, primero deberes y extraescolares, que es más activo, después tiempo para descansar y para jugar…y también para no hacer nada. Esto viene genial para favorecer el desarrollo de la imaginación.
Otra función de la agenda es llevar un control de lo que ya está hecho. Recomiendo tachar el inicio, que podemos estructurar con un guión o un circulito y hacerle un tick. A veces se pueden despistar y olvidar hacer una tarea. Que tampoco pasaría nada, mientras que sea puntual, en ocasiones hacemos un mundo de ello. Y si se diera de forma habitual tocaría valorar si es conductual o pasa algo más.
Todo tiene solución y podemos intervenir sin ofuscarnos. Sin contagiar esa sensación a los niñ@s.
La agenda también sirve para organizar la mochila para el día siguiente. Algo que progresivamente harán solos y acabada la tarde. Así serán partícipes en la preparación de la siguiente jornada.
También considero interesante hablar de la intervención de las familias en los deberes. Los peques pueden pedir ayuda pero se supone que vienen con los conocimientos desde la escuela y esas tareas tendrían que saber hacerlas.
Podemos ayudar, dándoles primero tiempo a que consigan enterderlas y realizarlas solos, pero nunca hacerles sus tareas.
Por otro lado entiendo perfectamente que cuando a un niñ@ le cuesta realizarlas y tarda demasiado o bien notamos su gran frustración por no poder finalizarlas solo, a las personas que están alrededor les provoque ayudarles.
Creo que si esto ocurre lo que debemos hacer es hablar con su tutor/a. Quizás necesite apoyo, o bien realmente son demasiadas las tareas. Se trata de buscar una solución entre todos que beneficie al niñ@ pero la opción de hacer sus tareas no entra en esa ayuda porque no se la estamos dando.
Educar no es fácil pero es tremendamente satisfactorio. La educación motivante nos lleva a caminos insospechados.