Intentar controlarlo todo o el simple hecho de creer que es posible nos lleva a que tengamos los adultos más conductas rígidas que los peques que asisten a tratamiento. Un Aprendizaje Sin Errores acoge la idea de que, para que el niñ@ aprenda de una forma adecuada y no se confunda, tenemos que evitar equivocarnos y hacerlos dudar, además de mantener controlado el entorno para que nada falle.
Ese control extremo no es posible ni sano. Por otro lado, cuando queremos enseñar a un niñ@ sin Autismo, tampoco queremos errores. ¿Cierto?
Entonces… ¿Qué es un Aprendizaje sin Errores? Siempre procuramos que mientras los niñ@s están en proceso de adquirir un conocimiento nuevo no existan factores externos que perjudiquen o confundan esa asimilación del concepto o la actividad a realizar. Pero en un aula ordinaria también se funciona así.
Ahora bien, cuando el peque ha aprendido de forma correcta aquello que se pretendía enseñar, se pueden provocar situaciones en un contexto semi-controlado, como la sala de trabajo. Cambiar la rutina, la actividad que sigue, llevarles la contraria con algún término que ya conoce…sin enfados, como algo que surge de forma natural. Sin que nuestra cara muestre preocupación. Y por supuesto adaptado a las habilidades y necesidades de cada niñ@.
No se trata de hacerles sentir mal sino de practicar lo que podría pasar en otro contexto. De esta forma si se tienen que dar esos momentos de descontrol o ansiedad por no ocurrir el hecho tal cual lo esperan, podremos reconducir la conducta y modificar el pensamiento. (Reestructuración Cognitiva)
Daremos herramientas para que se auto-regulen y también enseñaremos que el error es natural. Reduciremos la BTF (Baja Tolerancia a la Frustración) y mostraremos que no pasa nada tanto si se equivocan como si se ponen nervios@s.
Para un/a niñ@ con TEA es más complicado pero no es imposible solventar la situación y que sean conscientes según sus capacidades. Errar es natural, tener todo controlado, NO. Es posible trabajarlo durante los tratamientos, lo demuestra la Terapia Cognitiva y está en nuestro deber echar por tierra otra falsa creencia en Autismo.
Lo ideal es que el concepto, lo que estamos enseñando…una rutina de pictogramas, agendas, actividades…tenga un proceso de enseñanza sencillo, directo y bajo unas reglas que se suelen seguir según las metodologías o recursos seleccionados. Procuro que se asimile bien, me cercioro de que la información ha llegado y que se estructura en esas carpetitas imaginarias que todos tenemos y que a cada uno le lleva un tiempo determinado organizar.
Si estamos en un centro comercial y hemos anticipado en una agenda de planificación que después toca ir al supermercado y hay que modificar el plan sin tiempo a mostrar el cambio, también debemos preparar al niñ@ para cuando esto ocurra. Nuestro objetivo no es que se adhiera a la agenda, la agenda es un recurso para favorecer la comunicación y los hábitos, presentar y ordenar las rutinas. (Modificables)
También es nuestro trabajo como profesionales no favorecer que la rigidez se dé en quien no tiene el trastorno porque aparecen familias tensas e infelices. Probablemente por una incorrecta comprensión de este concepto. Familias que llevan una rutina estándar, que no se atreven a ir por otro camino al mismo lugar o modificar el menú semanal. Y eso no es vida ni tampoco una pauta en este trastorno.
El fallo ejecutivo del que se habla en TEA no implica una limitación sino una dificultad. Esto quiere decir que es más difícil pero no imposible.
En ocasiones cambiamos «Aprendizaje Sin Errores» por «todo el tiempo Sin Errores». La propia vida y el día a día nos demuestra que no puede ser así. Nos ofuscamos y queremos cerciorarnos de que nada pasará. En ocasiones hay más ansiedad en el adulto planificador que en el niñ@ con TEA.
Este post no pretende ser una crítica sino una muestra de lo que ocurre en muchos hogares. Es importante que lo tengamos en cuenta todos los que nos dedicamos a este gremio porque somos los que damos las pautas y no siempre se ajustan a la realidad.
Creo en la enseñanza en pro de que salga bien, para todos, pero también en la que muestra que el error existe y es natural. Y en la que resta importancia a la aparición de esos momentos de ansiedad y de descontrol que habremos trabajado anteriormente durante las sesiones. Enseñar estrategias, reducir la idea de que es horrible ponerse nervios@, mostrar que se puede, y darles una llave para mejorar la calidad de vida de las familias. Además de ser un refuerzo positivo maravilloso porque ven que son capaces.
Aunque tengamos manuales teóricos base y muchas metodologías sobre las que trabajar y dirigir nuestra praxis, no olvidemos que en nuestra responsabilidad está, ajustarnos a las verdaderas necesidades y vivencias de nuestros peques y sus familiares. La teoría es una cosa, la realidad es bien distinta.
El día a día a veces es tan estresante que el tener unas rutinas más o menos rígidas lo que supone para la familia son menos ocasiones en las que puede producirse una rabieta que si llevas un estilo de vida basado en la improvisación.
Pero si eso se convierte en una obsesión porque nada se salga de control, al final acabarás estresado por partida doble: mientras tratas de mantener ese control ferreo de todo lo que te rodea y cuando haya imprevistos y tengas que improvisar. Osea, todo el tiempo.
Siempre va a haber cosas que se salgan de nuestro control. En nuestro caso hay rebotes épicos por el clima porque… ¿que puede haber más frustrante que llueva el sábado cuando quieres ir a la playa?. Pues eso. Que hay mil cosas que se escapan de nuestras garras organizativas todos los días para poder practicar a lidiar con la BTF.