La psicomotricidad reducida a un circuito

Escribo este post porque en poco tiempo he visto que se está poniendo de moda llamar psicomotricidad a una actividad si incluye juegos, circuitos y bailes.

Dado que es labor de psicomotricistas o bien de otras especialidades, como es mi caso, que vengo de la Pedagogía pero también me he especializado en Psicomotricidad Terapéutica.

Igualmente otros profesionales como yo han seguido formándose en este ámbito. Por ello creo conveniente explicar el para qué y la importancia que tiene una buena comprensión del término de cara a la práctica o los tratamientos específicos.

Se puede hacer un circuito o un taller de juegos y llamarlo psicomotricidad, si realmente las personas que lo llevan a cabo están pendientes del desarrollo motor y los objetivos específicos que intervienen en esas actividades.

El juego es una herramienta para favorecer las diferentes habilidades motoras, pero no al revés, no es la psicomotricidad un juego o un circuito con aros y cuerdas.

La psicomotricidad como término abarca funciones motoras voluntarias. Como pueden ser: saltar, correr, masticar, hablar… Una función que primero pienso que quiero realizar y después ejecuto, convirtiéndose a base de repeticiones naturales en algo mecánico, como rascarse la nariz.

En ellas interviene la psique, nuestro aparato musculo-esquelético, locomotor etc.  También se pueden regular funciones involuntarias como una correcta respiración o el control de esfínteres, siempre que sea posible claro.

Hay tres tipos de intervención en Psicomotricidad:

  • Educativa: la más común, se trata de prevenir posibles problemas en el desarrollo motor. Aquí entra la observación en el acompañamiento del niñ@ durante la actividad. Normalmente es a través del juego sobre todo si hablamos de motora gruesa. También hay que recordar que se pone de manifiesto la psicomotridad fina, con la manipulación de materiales, la coordinación óculo-manual, por ejemplo, para el inicio de la escritura.
  • Reeducativa: Reeducamos cuando esa enseñanza previa no ha sido la adecuada. O bien, hay algún problema relacionado con el desarrollo que puede trabajarse de forma natural, dentro del entorno con pautas que favorezcan la reconducción de la habilidad.
  • Terapéutica: Necesitamos una terapia específica. Bien para problemas motores específicos o derivados de otros trastornos como puede ser el autismo, trastornos del lenguaje o TDAH entre otros. Nombro los que más le dedico y más conozco, pero hay muchísimos.

En estos últimos trastornos nombrados existe un fallo ejecutivo y el terapeuta debe empezar por ahí. Primero trabajamos la planificación para ayudar en la tarea que tiene que secuenciar y realizar. Por ejemplo: el proceso para lavarse los dientes. Algo que creemos natural y fácil pero no lo es para todo el mundo. Y no hablo de un diagnóstico TEA de un nivel de apoyos 3 y una discapacidad alta. Hablo del día a día de un niñ@ con TEA con pocos apoyos, o bien para aquellos con ese fallo estructural para la comprensión del lenguaje en un trastorno relacionado con esta área. En estos casos se les hace complejo la elaboración porque existen muchos pasos. Claro está que depende del diagnóstico. Planteo supuestos con los que muchas veces me encuentro y es posible un tratamiento de estas características.


El propio lenguaje es una tarea psicomotora y le damos importancia, pero no desde el punto de vista de una función voluntaria donde intervienen también articulaciones, músculos y un posible fallo ejecutivo.

Entonces depende qué queramos conseguir, no es todo colchoneta y texturas, es mucho más.


Dentro de esta área del desarrollo se pretende ayudar y reforzar los siguientes objetivos:

  • Esquema y reconocimiento corporal
  • Lateralidad
  • Coordinación
  • Equilibrio
  • Control postural
  • Orientación espacio-temporal
  • Tono muscular
  • Precisión
  • Correcto movimiento articular
  • Autoconciencia
  • Reflejos
  • Identificación sensorial

Y muchísimos objetivos más que tendríamos que desglosar dependiendo del diagnóstico sobre el que intervengamos. Si existe un problema de lenguaje trabajaremos praxias-bucofonatorias y valoraremos si existe una correcta conciencia de las partes que intervienen, además de la musculatura y articulación. Si el problema es oro-facial o mio-funcional pues igualmente veremos si existe hipotonía o mala oclusión…

Una de las labores fundamentales del psicomotricista es valorar que está en su mano y qué debe derivar al profesional específico. Como pueden ser logopedas, maxilofaciales o un experto en integración sensorial o en terapia oro-facial/mio-funcional.

Pero obvio no digo nada nuevo, cada profesional tiene la obligación moral de saber cuál es su trabajo y donde están sus límites, para que no exista aquello que llamamos competencia desleal o intrusión laboral. También es cierto que depende de nosotros los especialistas de entender que hay trabajo que también compartimos porque estamos cualificados para ello. A veces no hay una barrera si no un proyecto en común.

Pero la mayor de las responsabilidades es mantener informadas a las familias para que sean ellas las que valoren si ese trabajo o intervención es adecuada. Debemos aportar el conocimiento que tenemos para ayudarles a entender lo que le vendrá mejor a su peque.

Si tienen dudas sobre esta especialidad no duden en consultarnos.

¡¡¡Feliz semana!!!

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